martes, 19 de agosto de 2014
Mudanza
Este Bar cierra sus puertas.
O mejor dicho, las puertas quedan eternamente abiertas, para quien quiera que pase y se tome sus tragos, pero el dueño del bar hoy atiende en www.andreslewin.com.ar
Sean ustedes bienvenidos por ahí!
domingo, 8 de junio de 2014
CRONICAS CUBANAS
¿Qué alma no se enciende en un amanecer de libertad?
Fidel Castro Ruz, 1953
Si las cosas que uno quiere / se pudieran alcanzar
Veinte años, canción popular cubana
1.
En las escalinatas
del centro histórico de la ciudad de Trinidad, hay un ricotero
cubano. Desde lejos parece argentino, pelo largo, barba, pero no, es
cubano. El ricotero cubano toma mate en la calle a las doce de la
noche, conoce la historia de todas las bandas argentinas de rock, y
hoy es el único ricotero de Cuba. Antes eran cuatro, un uruguayo que
estudiaba Ingeniería, un argentino que estudiaba medicina y un
chileno estudiante de física, pero ya todos volvieron a sus
respectivos países.
El ricotero cubano
invita con unos mates, habla mucho, y dice que si el Che resucita hoy
sería de izquierda en Cuba. También cuenta que los Beatles
estuvieron muchos años prohibidos, a pesar de que actualmente hay
una estatua de Lennon en La Habana. El ricotero cubano es artista,
comercia sus cuadros principalmente con turistas, y se puede permitir
una vida con mayores comodidades que el promedio de los cubanos. En
sólo un rato de charla, se habló de prohibiciones, de si la plata
alcanza, del Che Guevara y del lugar que ocupa el arte en la sociedad
cubana. De esto se habla en Cuba, de Guevara, de prohibiciones, de
economía, de cultura.
“Con la revolución
aprendí a ser hombre”, dice Pedro, hombre de unos 70 años, que lo
único que pide es yerba mate, que le hace bien para la próstata.
Para él, que es viejo, con los 147 pesos que recibe del estado, más
lo que pueda procurarse, alcanza. Para los jóvenes es distinto,
quieren otras cosas.
Yanet es joven,
socióloga, 24 años. Apenas se recibió empezó a trabajar en la
Biblioteca Provincial de Santa Clara, pero dejó porque no le gustaba
ser jefa. “La gente no quería trabajar, salvo cuando había alguna
feria y se recibía a escritores ´importantes´, pero el resto de
los días nadie tenía ganas”, cuenta Yanet. Le pagaban 300 pesos
moneda nacional. Cambió de trabajo, ahora es promotora de una
agencia turística. Ya no es más jefa, y cobra 300 pesos moneda
nacional más 22 CUC.
“A los cubanos no
nos interesa la política, si la economía”, dice Yanet. Entre
cubanos, cuando no quieren que la conversación se ponga pesada, se
dicen entre ellos “no hablemos de economía”, porque es lo que
todos hablan.
“Todos
lo queremos al Che”, dice Yanet, mira a los costados, no ve a nadie,
y continúa... “más que a Fidel”. “Lo queremos, a pesar que
creó el trabajo voluntario de los domingos, que de voluntario no
tiene nada”.
“Seremos como el
Che”, es el lema que “voluntariamente” repiten todos los
jóvenes en edad escolar. ¿No hay acaso un problema en esta frase
que se repite como otras tantas en Cuba? ¿Es posible ser como el
Che? ¿Le gustaría al Che que los jóvenes anden repitiendo una
frase de idolatría hacia una persona? ? ¿O acaso si los escuchara
no les diría... “¡no sean como nadie, tan sólo sean! ” ?
Ser o no ser, esa es
la cuestión. Es la cuestión cuando hay filosofía, pero en Cuba hay
muy poca filosofía, casi ni se la estudia, salvo a Marx. El estado
promueve “el bien”, combate “el mal”, y lo que está “más
allá del bien y del mal” se queda dando vueltas por el aire, más
allá, no encuentra su lugar.
2.
Es un día soleado.
Fidel y Raúl salen a caminar, conversan, debaten sobre políticas
alimentarias, sobre como optimizar el uso de la libreta de
racionamiento, si hay algún alimento que pueda agregarse al listado,
cuando de pronto ven a un Guajiro
arrancando hierba de la tierra y comiéndola. “Pues anótalo”, le
dice Fidel a Raúl, “comen hierba”.
Así cuenta un
chiste popular cubano, de los tantos que circulan por el aire, que
como todo aire, no es ni bueno ni malo, es.
El chiste cuenta
sobre lo difícil que es para el cubano procurarse la alimentación.
“Antes, con la libreta de racionamiento se comía todo el mes”,
me cuenta Doña Carmen, que me adopta como su nieto por pocos días.
“Pero ahora alcanza para una semana, a lo sumo para 15 días para
mí que soy una mujer grande”.
Doña Carmen
defiende la revolución, dice que el pueblo cubano es más Fidelista
que Comunista, pero que igual está con la revolución, “aunque La
Habana no, es gente que siempre quiere más”. Doña Carmen recuerda
la época de Batista, que eso sí era una dictadura. “Hoy no, se
vota, hay elecciones, cada 300 personas elegimos a un delegado, que
después eligen al delegado municipal, que luego eligen al delegado
provincial, luego al nacional, y así hasta llegar a Fidel, o Raúl”.
Doña Carmen
recuerda que antes de la revolución la operaron del apéndice, y su
padre tuvo que vender el único ternero que tenía para poder pagar
la operación. “Con la revolución ya me operé 7 veces, y nunca
tuve que pagar nada”. Doña Carmen estudió hasta sexto grado, y
tiene un hijo médico y otro contador.
Yolanda es médica,
es la sobrina de Doña Carmen, la madre de Lorena, la esposa de
Eduardo. Ellos viven en Viñales, un pequeño pueblo tabacalero de
12.000 habitantes, y otro tanto en zonas rurales. En Viñales hay 150
médicos, y una cantidad similar de enfermeros. La casa de Yolanda
está siempre abierta para atender a cualquier persona que necesite
ser atendida. Así funciona el sistema cubano de salud, solidario por
sobre todas las cosas.
Cuba también ha
desarrollado un amplio sistema de “medicina natural y tradicional”,
obligados por la dificultad en la importación de medicamentos. Los
medicamentos naturales retoman las “recetas de las abuelas”, con
producción local y control por parte de organismos del estado.
Eduardo, el esposo
de Yolanda, es licenciado en Física. “En los ´80 se vivía la
´Cuba
maravillosa´,
se vivía Cuba como hoy la viven los turistas”.
Otro chiste que se
cuenta en Cuba, dice que cuando Fidel muere, le dan a elegir entre el
paraíso y el infierno. Para probar de que se trata, va primero al
infierno, donde hay mujeres hermosas y fiestas permanentes. Luego se
da una vuelta por el paraíso, donde todo es calma, la gente
tranquila, bastante aburrida. Elige el infierno, pero cuando vuelve,
ya en forma definitiva, es demasiado el calor y se hace insoportable
la estadía. “Pero esto no era así”, reclama Fidel... “es que
antes viniste como turista, y ahora como residente”, le contestan.
Eduardo lleva 28
años como profesor de Física, y percibe un salario de 680 pesos
moneda nacional, unos 28 dólares aproximadamente. “Pero no
alcanzan, mis amigos me dicen que deje el trabajo, que me ponga a
vender café en la calle, pero yo soy profesor, es lo que sé hacer”.
Eduardo se debate
entre las dos Cubas, la Cuba en moneda nacional, y la Cuba en
divisas, los famosos CUC.
El CUC equivale a un
dólar, que equivale a 24 pesos moneda nacional. Hay cosas que se
venden en moneda nacional -cada vez menos-, y otras tantas cosas que
se venden en CUC. En la misma cuadra puede darse que en la calle
vendan un café a 1 peso moneda nacional, o a 1 CUC, o sea 24 veces
más.
El CUC fue creado
aproximadamente en el año 2000, posterior al “período especial”,
como una forma de captar los dólares que traían los turistas, y así
el Banco Central poder hacerse de reservas en dólares-billete,
necesarios para el comercio internacional.
En el billete de 3
pesos moneda nacional se ve la imagen del Che, en primer plano, con
esa mirada tan del Che, entre ética y seria, con esa fiereza que no
nos deja hacernos los distraídos. En cambio, en el billete de 3 CUC
aparece una imagen de la estatua del Che, muy en segundo plano, sin
esos ojos que nos miran al tratar con dinero. A mi amigo Leonardo,
joven escritor cubano, le gusta hablar de la degradación ética y
moral que hoy vive Cuba. Pero Leonardo es joven, y hay cosas que no
entiende.
3.
Otro chiste que
circula por el aire, dice que los españoles trajeron a los negros
con cadenas en los pies, y hoy se llevan a las negras con cadenas de
oro en el cuello.
Esa es quizás la
principal tragedia de la Cuba actual, la proliferación de
“jineteras”. Las jineteras son mujeres que caminan la calle, dan
vueltas por ahí, están a la espera. Si aparece algún turista se le
acercan, conversan. No se trata exactamente de trabajadoras sexuales,
pero tampoco es algo muy diferente. No cobran, porque en Cuba está
prohibido el ejercicio de la prostitución, pero están ahí,
esperando alguna salvación, soñando con algún extranjero que las
lleve de viaje.
Para un hombre
argentino, el alivio es que no calificamos, somos extranjeros de
segunda, ciudadanos de la pobre patria grande. Las mismas mujeres se
acercan, conversan, y cuando escuchan la palabra “Argentina”, se
alejan y siguen a la espera.
Un logro de la
revolución es que Cuba dejó de ser “el prostíbulo del caribe”.
Ahora es otra cosa, no se sabe muy bien qué, pero otra cosa seguro.
El estado impone reglas, y la gente las acepta. Pero el estado,
cuando quiere, también sabe hacer la vista gorda. En Viñales, por
ejemplo, hay riñas de gallos. Están prohibidas, pero en un pueblo
de apenas algunos miles de habitantes, que se junten cientos de
personas, es poco probable que el estado no lo sepa. También es poco
probable que el estado no sepa de las mujeres que están “a la
espera” en la plaza central de Santa Clara, por ejemplo.
La cuestión es que
las mujeres cubanas son de las más hermosas del mundo. Como la negra
Purusa, gigante hembra cubana, la dignidad hecha persona. Cuenta la
leyenda que antes del “período especial”, hubo un momento que se
autorizó a la gente a salir del país. Pero también el estado
autorizó, o al menos hizo la vista gorda, para que se califique a
esas personas como “escoria”, y se permitía que se les tire
huevos al frente de sus casas.
Al frente de la casa
de la negra Purusa, han tirado huevos. Purusa emigró, “desertó”,
se fue a vivir a los Estados Unidos, por una motivación más
económica que política. Luego de varios años, en época del
“período especial”, cuando en Cuba faltaba de todo, hasta
alimentos, cuando el cubano adulto promedio perdió entre un 5% y un
25% de su masa corporal, en ese momento Purusa volvió a Cuba de
visita. Fue a su pueblo, compró un paquete de huevos, y se acercó a
la casa de quien había instigado al huevazo.
Tocó a la puerta.
El hombre salió a la calle, y sorprendido, esperaba recibir el
huevazo. Pero Purusa le entregó el paquete de huevos en mano, “pues
aquí están pasando hambre, y usted necesita de los huevos”.
Ya fue dicho, las
mujeres cubanas son de las más hermosas del mundo.
4.
Dulce es otra
gigante negra cubana. De oficio bibliotecaria, de las bibliotecarias
que se cargaban mochila al hombro y salían a repartirle libros a los
guajiros
en
el campo. Se esforzó mucho para capacitarse, y hoy tiene unos 50
años y ya no puede hacer su trabajo por el desgaste físico.
La familia de Dulce,
su abuela, vivía en un inquilinato en el centro de Trinidad. Con la
revolución, la casa quedó para la familia, “porque esa es una de
las cosas buenas de este sistema”, dice Dulce, “todos tenemos
nuestra casa”.
“Ahora es
distinto, los jóvenes no quieren estudiar, sacrificarse, todo les da
lo mismo”, dice Dulce.
Son las tres
generaciones cubanas, los mayores que están con la revolución,
recuerdan lo que era Cuba en la época de Batista, los del medio que
mucho no entienden que es lo que ha sucedido, y los jóvenes que
escuchan Reggaeton.
La generación
intermedia, gente de 40, 50 años, profesionales muchos de ellos,
gente que ha estudiado mucho, se ha esforzado, capacitado, pero que
hoy ya no tiene fuerzas para arrancar de nuevo, y tampoco para seguir
como era, porque por más que intenten disimularlo, las cosas ya no
son lo que eran.
Irene, la vecina de
Dulce, es madre de una joven de 20 años que bien podría ser modelo
de una marca europea de ropas. Irene seguramente también fue muy
bonita de joven, pero hoy tiene 45 años y se la ve sin ánimo,
desdentada, desencantada. Es ingeniera agrónoma, trabajó por 15
años en el campo, le gusta lo que ha estudiado, pero hoy no
encuentra modo de ejercer su actividad. “El campo está quedado”,
dice Irene, “al cubano le falta cultura, el campo es sacrificado, y
aquí no hay ganas”.
Mientras la escucho
a Irene, recuerdo ese otro chiste que circula por los aires, ese que
cuenta sobre un acto en la plaza de un pueblo del oriente cubano,
donde Fidel está arengando para que se trabaje más, que haya más
sacrificio. Ante cada pausa en el discurso, dos hombres del fondo
repiten en voz alta, “trabajaremos más”.
“Y si no hay
sacrificio, sacaremos al azúcar de la libreta”, dice Fidel.
“Trabajaremos más” repiten los dos hombres. “Y sacaremos
también el arroz”... “trabajaremos más”, se escucha de nuevo
desde el fondo. A la quinta vez, sorprendido, Fidel para su discurso
y les habla a los jóvenes. “Esa
es la actitud, los felicito. ¿Y de qué
trabajan ustedes?”, pregunta Fidel. “Somos sepultureros”,
responden los jóvenes.
Porque en el aire
circulan chistes, encantos y desencantos, y ningún gobierno del
mundo ha logrado hasta ahora gobernar el aire. El des-encanto, eso
que sucede cuando algo ha perdido el encanto, parece ser algo muy
cubano. Pero lo cubano, aún tratándose de una isla en medio del
caribe, también es humano.
¿No será que las
revoluciones duran una generación y no hay más vuelta que darle?
Mientras dura la chispa encendida, mientras persiste el recuerdo de
lo que era, la cosa avanza. Pero llega un momento en que, poquito a
poco, el recuerdo se hace difuso, se olvida lo que era, no se
entiende lo que es, y como esa ropa colorida que se va deshilachando
de tanto uso, así también sucede con las revoluciones.
O por ahí es más
simple y no puede pretenderse sacrificio, arduo trabajo, en una isla
donde eternamente hace calor. Puede ser, quizás las cosas sean más
simples de lo que a los humanos nos gusta.
5.
Será por el clima,
será porque así es la esencia del cubano, pero las casas suelen
permanecer con las puertas y ventanales abiertos. Recorriendo las
ciudades, puede observarse el interior de los hogares, en una
exhibición de lo privado casi obscena para el visitante no
acostumbrado.
Los niños juegan en
las calles, las señoras charlan con sus vecinas, los hombres juegan
al domino en cualquier esquina, hay un marcado sentido de “barrio”.
Cuba entera podría tranquilamente asemejarse a cualquier localidad
del conurbano bonaerense, aunque sin violencia. Porque Cuba es el
paraíso para los amantes del orden. Hay muy pocos robos, y tampoco
hay piquetes que disturben el libre tránsito de las personas.
Pero el orden, el
excesivo orden, poco tiene que ver con el arte, que necesita del
caos. En las calles, se ven músicos increíbles con cara de
aburridos, tocando las mismas canciones de siempre para los turistas.
Por momentos, da la sensación de que al cubano le han robado la
alegría, que no encuentra su cauce, tiene pocas formas de
expresarse.
La alegría parece
escondida, pero está latente, sólo se necesita que aparezca una
comparsa en el carnaval de Viñales, para que la cosa se salga de
control, para que la gente baile como se bailan los bailes
verdaderos, los del alma.
Porque Cuba es
música, cientos de años de cultura no han podido con la genética
del negro africano, que se le mueven las patitas aún sin quererlo.
El estado intenta institucionalizar la música, y a veces le sale,
otras no.
En la televisión
cubana, propiedad del estado, puede darse que se muestren los
festejos por los 55 años de la creación de las Fuerzas
Armadas
Revolucionarias,
y haya músicos tocando canciones
tradicionales
cubanas,
con el menor swing que un músico de salsa puede tener sobre la faz
de la tierra. Ya lo decía el menos famoso de los Marx, Groucho...
la justicia militar es a la justicia, lo que la música militar es a
la música.
¿No será que Cuba
necesita más Groucho y menos Karl? ¿No será que escapa a las
posibilidades humanas controlarlo
todo?
6.
Existe un mito según
el cual los esquimales tienen 11 formas de decir blanco, porque un
blanco muy blanco no es igual a un blanco un poquito blanco, para
quien está acostumbrado a ver blanco todo el tiempo. Al revés, la
misma palabra, en dos lugares distintos, puede significar muy otra
cosa.
En Argentina,
revolución es cambio. En Cuba, statu quo. Alguna vez habrán tenido
el mismo significado, se trata del mismo lenguaje al fin y al cabo,
pero en la Cuba actual la palabra “revolución” aparece por
tantos lugares, se ve escrita en tantas paredes, que simula estar
vacía de contenido.
Tanto la palabra
“revolución” como la cara del Che, en las calles se repiten casi
tanto como las remeras y banderas del Barcelona. Quizás sea Messi el
nuevo Che del siglo XXI, el portador de un mensaje de salvación para
la humanidad. Quizás, quizás, quizás, como dice una canción
popular cubana.
Porque el cubano
canta y grita, tiene música en sus palabras. Y no sólo que canta,
sino que además escucha Reggaeton. Si el Che lo supiera,
probablemente iniciaría una nueva revolución procurando la
construcción de otro hombre nuevo, que escuche música de la buena.
Porque probablemente ahí esté la gran cuestión cubana, el
socialismo se construye con “hombres nuevos” o no se construye.
Y en Cuba se escucha
Reggaetón, se toma mucho ron, el machismo es fuerte, y así con
tantas otras cosas que no parecen ser de “hombres nuevos”. Aunque
si se analiza a Cuba en términos políticos, con eso de que la
política es el arte de lo posible, y se compara a Cuba con sus
vecinos del Caribe, entonces por ahí la cosa cierra un poco más.
Quizás, quizás,
quizás, el problema humano sea la pretensión de totalidad, de
controlar hasta el aire, cuando si se le saca la retórica
revolucionaria y se la analiza a Cuba en términos objetivos, se
puede ver que ha tenido logros, que ha subido el piso, que son muy
bajos los niveles de indigencia y analfabetismo. También ha bajado demasiado el techo, pero esa es otra historia.
Quizás, quizás,
quizás, el problema esté en la pretensión sobrehumana de ser más
que humano, de no aceptar que el humano sólo es perfecto en su
imperfección.
Quizás la cuestión
sea aceptar que un estado no puede construir el alma de un pueblo, ni
tocar el corazón profundo de las personas, y cómo canta Litto
Nebbia, sólo se trata de vivir. Y que además no hay paraíso sobre
la tierra. O sí, porque como dice otro de los chistes que circulan
por el aire, Adán y Eva son cubanos... andan sin ropa, descalzos, y
tienen prohibido comer la manzana.
7.
Osmani maneja un
bicitaxi por las calles de La Habana. Tiene puesta una remera de
Messi, y lo quiere mucho al Che. “Es mejor laborar que robar”,
dice.
Luzbely es maestra
de primer grado, y cuando desde dentro de la escuela me ve caminando
por la vereda, me grita bien fuerte pidiéndome un bolígrafo.
Amauri pasea
turistas a caballo. Está muy contento, porque antes sólo podía
elegir entre tres o cuatro posibles trabajos, y hoy es feliz yendo
todos los días a la montaña con sus queridos caballos. Por un lado
se queja de que no puede manifestarse, de que tiene que pagarle
demasiado al estado para que le permita trabajar, pero también
valora mucho las reuniones de los Jueves en el Ministerio de Trabajo,
donde debaten con otros paseadores los mejores modos de realizarse
laboralmente.
Ismael es un caballo
cubano, de los que tienen nombre, porque hay muchos otros que no
tienen nombre, son caballos socialistas, con igualdad de derechos,
sin distinción de nombres y apellidos. Todos los caballos, los que
tienen nombre y los que no, cuando se les dice la palabra “caballo”,
ya saben lo que tienen que hacer.
Israel es otro
paseador de turistas a caballo. Persona muy instruida, con estudios
terciarios e hijo ingeniero. Lector, como muchos otros cubanos, que
leen, que tienen la posibilidad de acceder a libros a precios
económicos, con bibliotecas populares en lugares impensados. Lee,
pero sólo lo permitido, porque lo que no, apenas si circula por los
aires.
Reinaldo es librero en
una feria de La Habana. Como a casi todo cubano, le cuesta ganarse el
mango. Le gustan Coltrane, Anibal Troilo y Adriana Varela. Ha leído
mucho, prefiere los libros a la política. Porque sabe, entiende que
lo que perdura en el tiempo son los grandes libros. Cree que es muy
compleja la construcción del socialismo, no está a su alcance,
prefiere los libros. Lo respeta y admira al Che Guevara por su
coraje, su integridad como hombre, pero también lo sabe humano,
imperfecto, con contradicciones, como también somos el resto de los
animales de esta especie.
Reinaldo dice que el
cubano ha creído en el Fidel del discurso “La historia me
absolverá” de 1953, pero que hoy el cubano se parece mucho al
personaje de Hemingway del libro “El viejo y el mar”, un hombre
que espera y espera. Y espera.
8.
Una de las primeras
revoluciones de la modernidad, la Revolución Francesa, tenía una
hermosa consigna: “libertad, igualdad, fraternidad”. Pero del
dicho al hecho hay un largo trecho, tanto en Francia, Cuba, Argentina
o el Congo.
En ese trecho, hay
lugares donde algunas cosas funcionan mejor que otras. Y si hay algo
que en Cuba funciona mejor, es “la fraternidad”. Hay un espíritu
solidario promedio que simula muchas otras carencias de “la
revolución”, palabra que empieza con “R”, y que como cualquier
otra palabra, no deja de ser palabra, lenguaje.
También la palabra
Ron empieza con “R”, al igual que Raúl y Rebelde.
“Dale ron a los
revoltosos, así simulan alegría y olvidan rebeldía, no vaya a ser
que esa ropa tan rota no los deje rapear”, eso dicen los rumores
que hace poco dijo Raúl, un hombre de la “R”, pero son sólo
rumores, incomprobable como todos los rumores.
Lo que no es rumor
es la pregunta, y Cuba, por sobre todas las cosas es pregunta. Sobre
todo una pregunta: ¿Puede el hombre construir el socialismo?
Hasta ahora, los
hechos parecen demostrar que no es posible, que el humano es
demasiado humano y no hay vuelta que darle. Pero esto ha sido hasta
ahora, no se sabe del mañana, aunque lo que sí puede deducirse, es
que si alguna vez logra construirse el socialismo, no será desde la
voluntad de los hombres, sino desde sus corazones. Como el corazón
de personas como Osmani, Pedro, Israel, Dulce, Purusa, Yolanda, y
tantos otros humanos del Siglo XXI.
Andrés Lewin
Pueden observarse más fotografías en el siguiente link: https://picasaweb.google.com/ lh/sredir?uname=adlewin& target=ALBUM&id= 6021442095337872689&authkey= Gv1sRgCP3JvIz157Wl2AE&feat= email
domingo, 2 de marzo de 2014
EL DALAI PEP
EL DALAI PEP
Apuntes
sobre una posible relación entre Pep Guardiola y el Dalai Lama.
Al
fin y al cabo, lo que casi todos buscan es una dosis de felicidad.
Dalai Lama
I.
¿Cómo
llegan los libros a uno? ¿Por qué? ¿Para qué? ¿Hay una razón
última de las cosas?
Hace
un par de meses, por circunstancias laborales, me tocó estar en la
bonita ciudad de Arequipa, en Perú. Mientras caminaba por las calles
del centro, reflexionaba sobre por qué la vida en comunidad suele
resultar tan complicada. Si es simple, un gobierno debería procurar
la felicidad de su pueblo, y generar las condiciones para que todos
los niños tengan dónde dormir, qué comer y un espacio sano para
jugar, reír.
No
parece tan difícil, y sin embargo, la mayoría de los gobernantes
viven enredados adentro de una nube -como si tal cosa fuera
físicamente posible-, y a medida que van ascendiendo en el poder, se
van alejando cada vez más del mundo sensible, sensorial, donde se
ven las miradas de los niños, se oyen los llantos de las madres, o
se tocan los brazos flaquitos de las personas.
Reflexionaba,
con cierta dosis de impotencia, como suele suceder cuando pensamos
sólo con la mente, y nos preocupamos por cuestiones que no podemos
resolver desde la cabeza. Somos im-potentes, en potencia, en la
cabeza no logramos cerrar el círculo de los pensamientos.
Necesitamos cuerpo, acción, por más sutil que sea esa acción.
Mientras
continuaba con los pensamientos, ingresé a una librería de viejos.
Revolviendo estantes, encontré un libro que se llama “La
senda del lider”,
escrito por el Dalai Lama en colaboración con un consultor de
empresas de nombre Laurens van den Muyzenberg.
Siempre
me pareció muy bonita la palabra “senda”, tiene algo de lenguaje
antiguo, de otra época.
Empecé
a leer el libro. Seguí. No paré. Sin quererlo, empecé a caminarla
a la senda.
II.
“La
senda del lider”
intenta vincular aspectos de la filosofía budista con nociones de
liderazgo más convencionales.
Según
el Dalai Lama, la esencia del budismo puede ser resumida en dos
conceptos: visión de futuro justo y conducta justa. Tener la visión,
y actuar en consecuencia.
Para
el budismo, un “verdadero” líder es quien toma las decisiones
justas. Y para tomar las decisiones justas, hay que mejorar la mente,
entrenarla. Todos podemos mejorar nuestra mente, pensando y actuando
de manera justa.
Justa,
justa, justa... palabra que se repite casi en forma de mantra,
quizás porque es algo que no deberíamos olvidar las personas. Como
tampoco deberíamos olvidar de actuar siempre con la intención
justa.
Pensar
y actuar con la motivación justa es la primer parte del concepto
budista de Visión
de futuro justo.
La segunda parte consiste en reconocer tres aspectos de la realidad:
-
Nada de lo que existe es permanente, todo cambia
-
Nada de lo que existe es independiente
-
Nada existe sin una causa
En
terminología budista, lo anterior se conoce como Impermanencia,
Interdependencia y Origen dependiente.
III.
En
el libro, se describe al verdadero
líder como alguien que tiene la mente tranquila, serena y
concentrada. Si la mente es influenciada por la ira, los celos, el
temor, o la falta de confianza en si mismo, la persona se transforma
y se torna ineficiente, no ve la realidad. Una mente entrenada puede
ver cuando una emoción comienza a a hacer de las suyas.
Líderes
verdaderos o no tanto, formales o informales, existen en todo tipo de
organización, desde la familia al grupo de amigos, desde el equipo
de fútbol hasta el gobierno de un país.
Toda
organización está compuesta por un conjunto de personas, es la suma
de los individuos dentro de ella; es, a la vez, más y menos: más
porque es capaz de lograr cosas que los individuos no pueden lograr
solos. Y menos porque los individuos también tienen una vida por
fuera de la organización, tienen padres, hijos, amigos, etcétera.
Pienso
en el Barcelona: Messi hace goles, porque alguien le pasa la pelota,
o sale campeón porque alguna vez un defensor sacó una pelota en la
línea. Pero a la vez, Lionel Messi es también un individuo, que
sufre, ama, llora, al igual que cualquier otro individuo.
¿Qué
tienen en común Buda y el Barcelona? ¿Cuál es el hilo conductor
entre Siddhartha y Lionel Messi? El Dalai Lama dice que el Budismo
pone en un primer plano la felicidad de las personas. Y el Barcelona
también, pero no sólo por brindar un espectáculo público, un
entretenimiento, sino que además, como organización debería
procurar la mayor felicidad posible de sus trabajadores, en este caso
los futbolistas.
Pep
Guardiola, entrenador del Barcelona de Messi, quizás uno de los
mejores equipos de fútbol de la historia, ha comprendido muy bien la
importancia de la felicidad en las personas, en los grupos humanos.
Un
ejemplo de esto se dio en el año 2008, cuando Messi fue convocado
para jugar por la selección Argentina en las olimpiadas de Beijing,
y Guardiola recibía presiones para no permitirle a Messi participar,
ya que el Barcelona tenía partidos importantes por jugar.
“Lo
mejor es que siga ahí, donde es feliz, que no se lesione y vuelva
con la medalla de oro. En estos partidos nuestro deber es ganar sin
Messi”,
declaró Pep Guardiola. Dicho y hecho, Messi fue feliz, no se lesionó
y ganó la medalla de oro. Y el Barcelona ganó los partidos que
tenía que ganar.
IV.
Buda
consideraba que el principal eje de sus investigaciones era encontrar
la causa de la falta de felicidad de las personas y cómo hacer para
reducir el sufrimiento. Su conclusión fue que la principal causa de
sufrimiento de las personas es el egocentrismo, al cual consideraba
una ley de la naturaleza, una cuestión de supervivencia de la
especie.
Pero
el egocentrismo es también la causa de los pensamientos negativos, y
Buda lo que propone es un entrenamiento de la mente, una disciplina
para no ingresar en el enredo de los pensamientos.
Los
directores técnicos, al igual que cualquier otro líder, se
enfrentan a cada momento con la necesidad de tomar decisiones. Si su
estado mental está dominado por pensamientos negativos, esas
decisiones serán muy diferentes que si ese líder tiene una visión
de futuro justo.
Guardiola
es un ejemplo de líder con una visión
de futuro justo.
En el blog Paradigma
Guardiola,
se define su paradigma, su visión, su modelo de juego, con las
siguientes ideas fuerza:
-
Posesión
74:
implica buscar 74% de posesión del balón en los partidos
-
Anchos para ser profundos:
busca lateralizar la posesión de la pelota, “abrir la cancha” en
jerga futbolera
-
Salir jugando: que
desde el arquero hacia adelante, se procure siempre el toque
-
Recuperación 5 segundos: Cuando
se defiende, presionar para una rápida recuperación
Con
estos ejes, estas claras premisas básicas, una
visión de futuro justo
aplicada al deporte, el Barcelona jugaba los partidos -y los ganaba-.
Claro, y también con Messi, ser sobrehumano que justifica cualquier
teoría.
V.
Siempre
según el Dalai Lama, al momento de tomar una decisión, tanto
Guardiola como cualquier otro líder, deberían
considerar la intención
detrás de cada acción. Esa intención debe ser buena, lo que
significará que no perjudicará a otros, como mínimo. Al menos,
reducir el daño al mínimo posible. Además, el líder debe
preguntarse... los efectos de esta decisión, ¿son beneficiosos para
la organización y el resto de las personas involucradas? ¿Cuales
son las causas y efectos de la decisión?
Las
relaciones de causa y efecto pueden entenderse mejor con los tres
principios budistas de origen dependiente, interdependencia e
impermanencia.
-
Origen dependiente:
Nada existe sin una causa y nada cambia espontáneamente. O sea,
cualquier decisión inicia un cambio.
-
Interdependencia:
Todas las acciones tienen efectos en uno mismo y en los demás. Mis
actos causan un efecto en otras personas, y sus reacciones ante mi
actuación causan un efecto en mí, y así sucesivamente, en una
cadena interminable.
-
Impermanencia: Dado
que hay innumerables causas y efectos, nada de lo que existe es
permanente y sin una causa. El cambio constituye el estado natural de
las cosas, todo en la vida crece y se deteriora, y por lo tanto la
incertidumbre y la ansiedad son parte inherente de los seres vivos.
Las
personas sabemos de la impermanencia, pero no nos gusta,
preferiríamos estados satisfactorios permanentes. Pero es imposible
un estado permanente de satisfacción sin que haya cambios, algunos
placenteros y otros no tanto.
Desde
el momento en que vivimos en este mundo estamos destinados a
encontrar problemas. Podemos desanimarnos y así baja nuestra
habilidad de enfrentar la dificultad, o podemos recordar que todos
experimentamos sufrimientos, y no sólo nosotros sino cualquier ser
vivo, entonces esta perspectiva más realista incrementará nuestra
determinación y capacidad para superar el problema. Con esta
actitud, cada nuevo obstáculo puede ser visto como una oportunidad
para mejorar la mente.
Lo
más probable es que cuando a Messi lo convocaron a los Juegos
Olímpicos, Guardiola no tenía conocimientos de las enseñanzas del
Buda. Pero igualmente actuó como un líder con una visión
de futuro justo.
Al enfrentarse al problema que la vida le puso por delante, supo
tener la mente tranquila, serena y concentrada para actuar con
determinación.
El
problema fue una oportunidad para mejorar su mente, mejorar a la
organización y al equipo, al tener que afrontar los partidos sin su
máxima figura. Y también mejoró al propio Messi, que fue feliz, a
la vez que consciente de su interdependencia,
de que en ese momento sus compañeros de equipo estaban jugando sin
él -y ganando-, por lo que todos dependían de todos. A la vez, el
cambio constante, la impermanencia...
el Barcelona de Messi pasó a ser el Barcelona de Xavi, Iniesta y
compañía. Y supo ganar también de esa forma.
El
verdadero líder, entiende el origen
dependiente
de las decisiones, la interdependencia
e impermanencia.
Por eso no pone el foco sólo en los resultados, porque eso genera un
exceso de expectativas y ansiedades. En cambio, al entender la
interdependencia,
sabe que un gol de Messi puede significar la sonrisa de un niño en
Malawi.
Eduardo
Galeano, admirador de Guardiola y el Barcelona, aún sin hablar de
liderazgos, también da a entender que no todo es resultados en una
organización. “No
creo que valga la pena vivir para ganar”,
dice Galeano. Ninguna victoria, ninguna derrota, y mucho menos los
empates son para siempre. A la semana siguiente se gana, se pierde,
se empata, pura impermanencia.
Lionel
Messi, un regalo que la divinidad le da a nuestros ojos cansados,
quizás sea una pequeña señal del universo para iluminarnos la
senda de los buenos, los que insisten en un futuro justo donde todos
y cada uno de los niños tendrán dónde dormir, qué comer, y un
espacio sano para jugar, reír. Por ahí esta es la razón última de
las cosas.
Andrés Lewin
jueves, 12 de septiembre de 2013
Mi bobe
Nada más mentiroso que una autobiografía. Los recuerdos se viven o se sueñan, aunque luego se distorsionan con la propia mirada, a veces condescendiente, a veces tiránica. Esa mirada funciona cual diario del Lunes, recordando gambetas y olvidando patadas, o peor, recordando patadas y olvidando gambetas.
Pero de una u otra forma, la autobiografía no deja de ser un simple relato, por más bello que sea. No importa lo verdadero, importa lo verosímil. Así somos los humanos, nos gusta creerle al que cuenta, más aún si el cuento empieza con la palabra “yo”.
Yo, Andrés Lewin, he aprendido en las películas sobre la mafia, que “el que avisa no traiciona”. Aviso entonces: lo que van a leer a continuación es pura ficción. Mi propio recuerdo, real o inventado, quien sabe.
Voy a contarles una ínfima parte de lo que soy, como si tuviera la capacidad de observar en el microscopio una de las gotitas de sangre que circulan por mis venas. Una sola, bien pequeña, como son todas las gotitas.
Esta gotita es la raíz desde donde crece el árbol de mi escritura. En la gotita, y para no aburrirlos y contarles sobre el siglo XVII, aparece mi bisabuela. No voy a decirles su nombre, no porque no lo sepa, sino porque cuando ayer estuvimos charlando en la nube, me recordó que ella es pudorosa y no le gusta la fama. Mi bisabuela escribía poesía en un diario en Idish.
En la gotita también aparece mi bobe Masza. Artista, dibujante. Mucho más pudorosa que mi bisabuela. Tanto que sólo ella y yo sabemos que fue artista.
La semana pasada, fui a la casa de mis padres a buscar un libro que leí de pequeño, de Laura Devetach. La cuestión es que estoy tratando de aprender a escribir mejor, entonces intento leer mucho, más aún lo que leí de niño. No lo encontré al libro, pero revolviendo entre las miles de cajas que aún guardan mis padres, encontré “LA” caja.
“LA” caja estaba llena de dibujos que mi abuela pintó de niña cuando aún vivía en Polonia, antes de venirse a la Argentina a sus 11 años.
Como muchos inmigrantes que escapaban del hambre de Europa, mi abuela se vino con muy pocas pertenencias, tan sólo lo que podía guardar en su mínima valija de cartón. Entre las muy pocas pertenencias, eligió sus dibujos.
Pudo haber traído más ropa, o algún juguete, o elementos de utilidad como hilos y agujas de coser, lo que sea, pero eligió sus dibujos, que estuvieron guardados por muchos años hasta la semana pasada.
Los artistas son así, el arte por sobre todas las cosas. Y hoy día, mientras escribo esto que escribo, yo sé, porque lo sé, que mi abuela sigue dibujando en cada una de estas palabras.
miércoles, 17 de julio de 2013
UNA CARTA
De los posibles géneros de escritura, creo que mi favorito es el "género epistolar", disfruto mucho escribiendo "cartitas". Pero no soy el único, porque si bien en este siglo que nos toca muchos olvidan de su letra cursiva, probablemente sea la época de la humanidad en que mayor cantidad de cartas se escriben. Ya sin el “aura” de una letra desprolija, o un determinado olor de una hoja, pero cartas al fin y al cabo. A continuación, podrán apreciar una de mis últimas “cartitas” a una bonita pareja de amigos, recientes padres para más datos.
Amigos:
Hace
un par de días ví un documental
donde
Litto Nebbia cuenta cómo compuso el tema
"La Balsa".
En
resumen, la historia es
que los loquitos lindos que inventaron el Rock en Castellano, cuando
terminaban sus noches, se quedaban desayunando en el bar La
Perla, frente a Plaza Once.
Se juntaban ahí, lisa y llanamente, porque a la madrugada era de lo
poco que quedaba abierto en la ciudad.
"La
Balsa" surge justamente en el Bar La Perla, cuando Tanguito le
pide a Litto Nebbia que lo acompañe al baño con una guitarra,
porque quería mostrarle algo que se le había ocurrido. Tanguito
empieza a tararear "estoy muy sólo y triste / en este mundo
de mierda".... y Litto aprovecha para cambiar la palabra
"mierda" por "abandonado", y así de a poco van
armando la canción entre los dos.
¿Cuál
es? ¿A que viene esta historia?
Todo
tiene que ver con todo en este universo, y un rato después de ver el
documental, recibí un e-mail con fotos de su hija querida.
Ese
pibe Tanguito la estaba pasando mal, aunque en ese "pasarla
mal", por una extraña combinación de los astros, logra
transmutar el "sólo y triste" en una preciosura de
canción. Lo bonito de esa canción, es que no se queda en el "estoy
sólo y triste", sino que se propone "conseguir / mucha
madera / ... conseguir / de donde pueda".
Mucha
madera pa´ construir, construir... aún en el peor de los días,
cuando todo parece derrumbarse, construir, construir...
Y
ustedes, mis amigos, por uno de esos milagros de la naturaleza, nueve
meses después de un "chingui-chingui", una cosita hermosa
les ha nacido al mundo... ¡maravillosa y delicada construcción!
Lo
que han construido, esa semilla que ha germinado, ahora a regarla
días tras día. Y la planta va a crecer, crecer, y por un largo
tiempo, ustedes van a ser su guía, su escudo, su defensa frente al
mundo.
Divina
responsabilidad, enseñarle a mirar a una personita. Pero también,
mis amigos, ustedes se han construido, con mucha madera, su propio
escudo frente al mundo. A partir de ahora, tienen quien los defienda,
quien le va a dar un sentido aún a los días tristes. Y en el diario
aprendizaje, van a tener la oportunidad de adquirir mayor sabiduría,
de entender lo profundo de la condición humana, que simplemente
somos seres que queremos comer, dormir, reír...
Y
dentro de muchos años, cuando esta dulzura ya no sea tan dulzura,
cuando aparente no quererlos, se les rebele... paciencia, sólo
paciencia, ese será el momento en que la niña comience su propio y
personal camino de sabiduría, y así empezar a entender, poquito a
poco, que entre todas las cosas que somos, ante todo somos AMOR.
Sí,
también por el encuentro de dos cuerpos, también por eso, pero
principalmente porque nos han dado de comer, nos han limpiado la
caquita, y nos han protegido frente al mundo abandonado. Con mucha,
mucha madera...
Los
abrazo con los brazos.
miércoles, 23 de enero de 2013
CABALLERO DE FINA ESTAMPA
Hay libros que se leen en el momento en que hay que leerlos, y hay otros que no, llegan tarde, o demasiado temprano. Nunca supe muy bien distinguir cuando algo es literatura, o no lo es. Los libros me gustan o no me gustan, me conmueven o me resultan indiferentes, puede ser desde tonta poesía, hasta cuentos de fútbol, novelas juveniles, o libros de filosofía.
“El caballero de la armadura oxidada”, de Robert Fisher, es de esos libros que he leído en el momento en que hay que leerlos. Es una pequeña fábula sobre un caballero “que vivía en una tierra muy lejana, hace ya mucho tiempo. El caballero hacía todo lo que suelen hacer los caballeros buenos, generosos y amorosos. Luchaba contra sus enemigos, que eran malos, mezquinos y odiosos. Mataba dragones y rescataba damas en apuros.”
“El caballero de la armadura oxidada”, de Robert Fisher, es de esos libros que he leído en el momento en que hay que leerlos. Es una pequeña fábula sobre un caballero “que vivía en una tierra muy lejana, hace ya mucho tiempo. El caballero hacía todo lo que suelen hacer los caballeros buenos, generosos y amorosos. Luchaba contra sus enemigos, que eran malos, mezquinos y odiosos. Mataba dragones y rescataba damas en apuros.”
El
caballero era el número uno del reino, se pasaba el tiempo ganando batallas,
matando dragones y rescatando damas en apuros. Tenía una familia, compuesta por
su mujer, Julieta, y su hijo Cristobal. Pero el caballero los veía poco, “cuando
no estaba luchando en alguna batalla, estaba ocupado probándose su armadura y
admirando su brillo. Con el tiempo, el caballero se enamoró hasta tal punto de
su armadura que se la empezó a poner para cenar, dormir, hasta que ya ni se
tomaba la molestía de quitársela para nada”.
Un día
la mujer le dice: “creo que amas más a tu armadura de lo que me amas a mí”.
El caballero reacciona, intenta sacarse la armadura, pero no puede, ya es parte
de su cuerpo.
Le pide
ayuda al mejor herrero del pueblo, el más fuerte, pero no hay caso. Decide
entonces emprender un viaje para encontrar quien pueda ayudarlo a quitarse la
armadura.
En ese
recorrido, al primero que se cruza en el camino es al bufón del rey, quien le
dice “A todos, alguna armadura nos tiene atrapados. Sólo que la tuya ya la
has encontrado”, y le sugiere que el único que lo puede ayudar a quitársela
es el mago Merlín.
Comienza
un largo peregrinaje a traves del bosque, buscándolo a Merlín. Sufre , no está
preparado para sobrevivir entre tanta naturaleza. Luego de mucho trajinar, se
encuentra con el mago:
-
Lo he estado buscando – dice el caballero-. He
estado perdido durante meses.
-
Toda tu vida lo has estado – le contesta el mago.
-
No he venido hasta aquí para ser insultado.
-
Quizás siempre te has tomado la verdad como un
insulto – le dice Merlín.
-
(…)
-
Sos muy afortunado, estás demasiado débil para
correr.
-
¿Y eso qué quiere decir? – pregunta el caballero.
-
Una persona no puede correr y aprender a la vez.
El
caballero no tiene fuerzas para contestar, se encuentra agotado, con mucha sed.
Merlín le ofrece un extraño líquido:
-
¿Qué es? –
pregunta el caballero.
-
Vida.
-
¿Vida?
-
Sí -contesta el mago-. ¿No te pareció amarga al
principio y, luego, a medida que la degustabas, no la encontrabas cada vez más
apetecible?
-
Sí, los últimos sorbos resultaron deliciosos.
-
Eso fue cuando empezaste a aceptar lo que estabas
bebiendo.
-
¿Estás diciendo que la vida es buena cuando uno
la acepta? -preguntó el caballero.
-
¿Acaso no es así? -replicó Merlín, divertido.
-
¿Esperás que acepte esta pesada armadura?
-
Ah -dijo Merlín-,
pero vos no naciste con esa armadura.
El
caballero continuó en el bosque, poco a poco se fue haciendo amigo de pájaros,
ardillas, hasta que de pronto lloró:
-
Con esas lagrimas, diste el primer paso para
liberarte de la armadura -explicó Merlín-. Es hora de que te vayas.
El
caballero no sabía para donde ir. Merlín le explica que si quiere quitarse la
armadura, debe recorrer el sendero de la verdad, que se irá volviendo cada vez
más empinado a medida que se acerque a la cima de una lejana montaña. En el
camino, deberá cruzarse con tres castillos: el primer castillo de nombre
“silencio”; el segundo “conocimiento” y el tercero “voluntad y osadía”.
El
recorrido lo hace junto un pájaro y una ardilla. Poco a poco comienza a
entenderse con los animales, a conversar con ellos. La ardilla le dice:
-
El castillo del silencio está justo detrás de la
próxima subida.
El
caballero se siente decepcionado, esperaba una estructura más elegante, y el
castillo del silencio es pequeño, sin nada llamativo.
-
Cuando aprendas a aceptar en lugar de esperar,
tendrás menos decepciones -le dice el pájaro.
-
Estoy empezando a pensar que los animales son más
listos que las personas -contesta el caballero.
-
No creo que esto tenga nada que ver con ser
listos. Los animales aceptan y los humanos esperan. Nunca oirás a
un conejo decir: “Espero que el sol salga esta mañana para poder ir al lago
a jugar”. Si el sol no sale, no le estropeará el día al conejo. Es feliz
siendo un conejo.
STOP.
Hasta
aquí llega mi resumen del relato, la historia de como el caballero finalmente
logra quitarse la armadura. Podría continuar, contarles todas y cada una de las
peripecias del caballero en el sendero de la verdad, o incluso podría inventar
brillantes teorias sobre magos, caballero, animales.
Pero mi
intención -sana, por cierto- es que alguno de ustedes lea este libro, así que
les pido disculpas, pero no les contaré el final. Tampoco voy a caer en lo que
Ranciere llama “el velo que el sistema explicador pone sobre cualquier cosa
simple”.
“El
caballero de la armadura oxidada” no se trata, precisamente, de un libro que me
haya resultado indiferente. Y si usted,
amigo lector, está esperando alguna conclusión, algo que traiga luz sobre este
bonito libro, no olvide que eso es esperar, actitud típica de los humanos.
Andrés Lewin
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